Es de vital importancia que un niño sepa reconocer, interpretar y gestionar sus emociones, tanto como que aprenda a sumar, leer o escribir. El sistema educativo ya se encarga de que cualquier niño en edad escolar desarrolle estos conocimientos intelectuales a lo largo de sus primeros años de cole pero, ¿qué pasa con esas nuevas invitadas que ya han hecho acto de presencia en su pequeño ser?
Alegría, enfado, tristeza, miedo o asco son las reacciones de nuestro cuerpo ante estímulos del entorno o de nuestro propio organismo. Estas 5 emociones básicas dirigen nuestras vidas y en muchos casos determinan los rasgos principales de nuestra personalidad.
Trabajar con ahínco las emociones desde la infancia
Cada emoción tiene su razón de existir y debemos facilitar a los niños la comprensión de estos razonamientos:
- La felicidad está formada por numerosos momentos de alegría y pocos momentos de miedo, enfado, asco o tristeza.
- Sólo se superan los miedos conociéndolos en profundidad y deseando superarlos.
- La ira pone en marcha mecanismos de defensa que nos podrán alejar en el futuro de esas cosas que no nos gustan y nos provocan enfados.
- Gracias al asco el niño aprenderá a elegir las cosas que más le gustan de la vida en contraposición a las que menos le gustan.
- La tristeza es 100% complementaria de la alegría y sin una la otra no existiría.
¿Y si jugamos con las emociones?
Nada mejor que trabajar las emociones y ayudar a los peques a conocerlas y gestionarlas por sí mismos mientras juegan. Emoticapsules es una herramienta muy especial orientada a niños de entre 2 a 6 años, especialmente para indicada para el aula, ya que el profesor será el guía que les ayudará a ir resolviendo y superando pequeños conflictos emocionales que surjan en el día a día e irá explorando con ellos esos sentimientos a través de fáciles preguntas.
El juego contiene 5 cápsulas con forma de matrioska rusa que representan las 5 emociones básicas en diferentes colores y tamaños, y 10 tarjetas para asociar a la emoción correspondiente. Los niños también pueden dibujar con sus propias manos, escribir palabras, buscar fotos o incluso objetos que relacionen con esa emoción para introducirlos dentro de unas divertidas y manejables cápsulas fabricadas en plástico transparente para que los niños puedan ver su contenido sin necesidad de abrirlas. Así, cuando un niño haya superado algún tipo de miedo o enfado, podrá sacar de la cápsula ese objeto para confirmar que ha pasado ese pequeño bache emocional. Es por eso que la cápsula de la alegría es la más grande, para que en su interior puedan acumular más fotos, tarjetas y objetos.
En el proceso de aprendizaje de las emociones tan importante es reconocerlas e identificarlas como mostrarlas y exteriorizarlas. Por eso desde Miniland os proponemos otra versión de este juego en el que deberéis poner a prueba las capacidades imitadoras de vuestros niños, ya que tendrán que poner ‘cara’ y ‘voz’ a las diferentes cápsulas. Esta modalidad de juego nos ayudará en la normalización y comprensión de las emociones y seguramente nos proporcionará momentos muy divertidos dentro de clase.
La importancia de la educación emocional
Aprender a gestionar las emociones de una forma sana y positiva irremediablemente desemboca en personas más felices debido a que se potencia su inteligencia emocional. Hay que saber cómo se llaman las emociones, por qué surgen, entender que lo que se siente tiene un motivo de ser y se representa con un nombre. El desarrollo de la inteligencia emocional despierta cada vez más interés en el ámbito familiar y académico, y padres y docentes demandan herramientas para facilitar el desarrollo de sus niños. Así, jugaremos con ellos a identificar las emociones para cambiar el mundo.